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Lincoyán Fernández Guzmán

Convierte tu vivienda en un hogar: Consejos prácticos de Feng Shui

Seamos optimistas y pensemos, por un momento, que lograste conseguir tu casa o

apartamento propio, pero… ¿Cómo puedes convertirlo en tu lugar ideal?

Este es el problema que encuentra mucha gente al adquirir una propiedad. Una vivienda es

una cosa, un hogar es algo completamente diferente. Convertir una casa cualquiera en un lugar digno de ser llamado un hogar puede llegar a ser toda una odisea, considerando, por ejemplo, el estado en el que se encuentran algunas propiedades.

Pero dejemos las casas arruinadas de lado, y volvamos a la pregunta inicial ¿Cómo podemos hacer que nuestra casa se sienta verdaderamente como un hogar? ¿Cómo podemos hacer que se sienta más cálido, más acogedor?

Realmente, cada uno tiene una percepción diferente, y cada persona podría dar una

respuesta única basada en sus propias experiencias, pero podemos crear ciertas bases o

reglas generales. Para esto, vamos a basarnos en el Feng Shui, una filosofía china que dicta que los espacios, mediante su energía, pueden influir en el estado anímico de las personas. Veamos cómo nos puede ayudar esta doctrina.

Hacer contar cada metro cuadrado.

Siempre hay que mantenerse optimistas, es verdad, pero también hay que ser realistas;

nunca vamos a tener tanto espacio como quisiéramos.

La primera solución es simplemente expandir los espacios, pero esto no siempre es posible y además es caro. Entonces ¿Qué podemos hacer?

1. Mantén solo los muebles necesarios. Un espacio lleno de muebles va a verse

inevitablemente más pequeño. A veces, es mejor deshacerse de un par de muebles

redundantes, como estanterías o sillones, si ya hay otros que cumplan su función,

pues el exceso puede hacer que nuestro ambiente parezca más pequeño de lo que

realmente es.

2. Mantén los espacios bien diseñados. Un caso típico, solo puedes permitirte un

monoambiente, es cocina, living, habitación y baño todo en uno, en estos casos, es

inevitable sentir como que cierto espacio, por ejemplo el baño, “invade los demás” o

que el total es más pequeño de lo que realmente es. Es importante designar un área

física para cada espacio y mantenerlos bien delimitados, una forma común de hacer

esto es mediante el uso de alfombras; en el caso del monoambiente, colocarías una

alfombra bajo la cama, una en el lugar que uses para comer y otra en el lugar en el

que realices tus actividades diarias. Esto hará que parezca que tienes tres

habitaciones en lugar de un solo espacio común para hacer todo y puede hacer que se

sienta más espacioso.

3. En general, intenta expandir los espacios de forma vertical. Esto es simple, y vuelve

al punto 1. Cuando los muebles están en el piso, crean un ambiente “abochornado”,

podemos evitar esto y añadir más mobiliario construyendo espacios de forma

vertical, por ejemplo, podemos usar una estufa o maceteros colgantes, podemos tener

todas las decoraciones o muebles, tales como estanterías o demás, necesarias para

hacer que la casa se sienta acogedora sin tener que llenar el suelo de muebles que lo

hagan sentirse pequeño o insuficiente.

¿Cómo afecta la distribución de los espacios a nuestras emociones? ¿Cómo

podemos arreglarlo?

Según el Feng Shui, la forma en la que se disponen los espacios puede influenciar nuestro

estado de ánimo mediante su “energía”.

Por ejemplo, los espacios extremadamente abiertos pueden hacernos sentir expuestos,

inseguros o incómodos, mientras que un ambiente extremadamente cerrado es

claustrofóbico, podríamos decir que ambos tienen “malas energías”.

Es importante considerar ciertos puntos; primero y principal, la disposición de la cama

puede afectar la forma en la que dormimos y cómo nos sentimos al despertar.

En el Feng Shui, es importante considerar el lugar que ocupa la cama dentro de una

habitación, relativo a la puerta y al resto del mobiliario. Por ejemplo, colocar la cama con los

pies apuntando a la puerta nos expone mucho al momento de dormir, que debería ser el

momento más íntimo y privado del día. Cualquiera que pase podría vernos, y esa sensación

afecta la calidad del sueño.

Dormir dando la espalda a la puerta, o sin tener esta en nuestro campo de visión causa una

sensación similar, sentimos que no nos encontramos en control de nuestro propio ambiente.

Obtenemos una sensación similar al dar la espalda a una ventana, dormir dándole la espalda a un lugar abierto puede resultar “amenazante”, sentimos, de forma subconsciente, que estamos muy expuestos al peligro, y que, en caso de haberlos, no seríamos capaces de reaccionar a tiempo.

Idealmente, deberíamos colocar la cama en una esquina, alejada de la puerta de la habitación pero aún así manteniendo esta dentro de nuestro campo de visión, esto no solo ayuda a crear un espacio más acogedor para habitar durante el día, sino que puede incluso mejorar la calidad del sueño.

Aunque, como siempre, es importante considerar que no hay nada escrito en piedra, no hay

ninguna forma correcta de distribuir un espacio, y lo que funciona para uno puede no

funcionar para los demás, esto son solo consejos que suelen funcionar para la mayoría de la gente, pero finalmente, tu casa es un espacio que debería ser únicamente tuyo, y deberías hacer con él lo que mejor te parezca.


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